Lo recuerdo como si fuese ayer, un día bastante cargado de emociones y
sentimientos, pero mejor vayamos desde principio. La noche anterior, era
incapaz de dormir, debido al calor y los nervios de lo que me esperaba al día
siguiente, era una forma de decir que estaba eufórica por lo que iba a ocurrir.
Tardé bastante tiempo en poder dormir, pero eso sí, dormí con Bon Jovi en mis
oídos y con una sonrisa que no me cabía en la cara.
A la mañana siguiente no podía creer que fuera cierto, tantos meses
esperando, tantas canciones en mis oídos, pero ya iba siendo hora de decirme a
mí misma: “¡Ana, admíteto ya, CREETELO, hoy vas a ver a tus ídolos, al grupo
que te despierta miles de sensaciones, ese grupo de cuatro integrantes que
tanto te han dado sin que te conozcan, así que, ESTE DÍA NUNCA LO VAS A PODER
OLVIDAR PORQUE VA A SER PER-FEC-TO!” Así que estuve toda la mañana escuchando
Bon Jovi (para variar), emocionándome cada vez que veía por enésima vez uno de
los conciertos de su gira, en Cleveland, sobretodo en la parte en la que Jon,
con una camisa roja y un clavel, cantaba a capella Bed of Roses, tirándole besos
al público. Ya se estaba acercando la hora de preparar las cosas, la ropa que
tendría que llevarme y todo lo demás. Antes de vestirme, mi madre me preparó la
comida para que comiera antes de marcharme. Temblando estaba cuando empecé a
comer. Me puse la camiseta negra de Bon Jovi, con unos shorts y las converses
rojas.